Los enterramientos a lo largo del Antiguo Régimen se hacían generalmente en lugares donde estaban situadas iglesias, conventos, ermitas o en otros edificios de índole religioso. A partir de la edad contemporánea se quiso que se hicieran en sitios alejados de los núcleos de población.
En San Juan del Puerto, no fue ajeno a esto, y las sepulturas normalmente se hacían en la iglesia, en el convento y en las ermitas o en sus alrededores. Ya a lo largo del siglo XIX, se hizo perentorio la construcción de un cementerio. A finales de 1813 se requirió por parte de las autoridades, que el ayuntamiento designara una necrópolis provisional y permanente, una vez reunidos los cargos concejiles escogieron el patio y el claustro bajo del convento como camposanto provisional. Además, durante esta centuria hubo momentos en que la mortandad fue muy grande por culpa de las epidemias, un ejemplo de esto fue la que sufrió San Juan entre 1854 y 1856. En estos tres años se padecieron la enfermedad del cólera y de la viruela, éstas provocaron una gran mortalidad lo que hizo que ante la gran cantidad de fallecidos se tuvo que abrir uno provisional en frente de la ermita de San Sebastián, que estaba emplazada cerca del camino a Sevilla, a la salida de San Juan. En estos años, existía una preocupación evidente de que era muy necesario la edificación de un cementerio extramuros del pueblo.
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| Interior del Cementerio Municipal de San Juan del Puerto construido en 1875. Foto: Huelva Información |







