A lo largo de todo el trayecto de una línea de ferrocarril nos podemos encontrar una serie de edificios e indicadores o señales. Entre los primeros podemos destacar estaciones, almacenes y casillas. Estas últimas solían estar cada dos o tres kilómetros separadas unas de otras, muchas de ellas estuvieron en zonas aisladas sin población, otras fueron construidas en zonas de tránsito de ciudades y pueblos. Las casillas de guardabarreras eran construidas para los trabajadores de la compañía, estos tenían varias misiones, entre otras podemos destacar el arreglo y adecentamiento de la vía en su contorno, observar y vigilar el tránsito de los convoyes, mantener límpios los contrarrailes, informar de cualquier desperfecto a su superior o si estaba localizada en un cruce con una carretera o de paso de personas controlar dicho paso a nivel. Las barreras podían ser de diferentes tipos como eran las abatibles, deslizables, con cadenas e incluso giratorias que cortaban el tráfico por la vía.
Las distintas compañías ferroviarias tenían su propia tipología constructiva de estas casillas, aunque en su mayor parte, tenían características similares unas a otras.
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Casilla de guardabarreras de la línea férrea de Sevilla. Foto: De trenes, estaciones y lugares de Huelva |