A finales de la década de los 80 de la
pasada centuria y ante la ausencia de una romería en San Juan del Puerto,
recordemos que nuestro pueblo celebraba el "romerito" crucero en los
años sesenta del siglo pasado, el ayuntamiento sanjuanero, junto con la
colaboración de la Hermandad del Rocío de San Juan, se propusieron organizar
una romería propia en 1988.
Con respecto a la fecha y lugar de
celebración de esta primera romería, se pensó que lo ideal fuera a comienzos
del mes de septiembre, en concreto desde el 2 al 4 de ese mes, sobre todo
pensando en las tareas agrícolas. El sitio sería el conocido "Pozo de la
Zarza", situado a unos kilómetros de San Juan por la antigua carretera que
une nuestro pueblo con la vecina localidad de Niebla. Este lugar se
acondicionaría para que se pudiera realizar, teniendo luz, agua y atención
sanitaria. Se requirió que toda aquella persona que quisiera pernoctar en este
paraje tendría que inscribirse en el ayuntamiento para distribuir las parcelas.
Además, se dieron instrucciones de que quedaba totalmente prohibido arrancar
ramas de eucalipto para hacer los típicos sombrajos.
En un principio, tuvo la consideración de
"laica", sin signo religioso de ningún tipo. La protagonista iba a
ser la bandera de San Juan, que estaría presente en todos los actos a celebrar.
Con ella, se quería crear un marco de convivencia, donde la unión y la amistad
fueran los verdaderos protagonistas de esta romería.
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Cartel de la Romería de San Juan |
El programa de actuaciones se inició el 2 de septiembre con diferentes actos en la Plaza de España. A las ocho de la tarde hubo una concentración de romeros. Una hora más tarde, el pregonero José Quintero Martín, en un breve pregón, resaltaba la idea de tener una romería en San Juan y que todos participaran con animosidad y deseaba que todo se desarrollara con alegría. Seguidamente, el alcalde, Leocadio Fargas, después de su invitación a todos los presentes, entregó a la reina de las fiestas patronales de 1988, Esther López Ballester, la bandera que presidiría todos los actos romeros. En esto último hubo alguna discrepancia, en un primer momento, la bandera tendría que haber sido dada al Hermano Mayor o al Presidente de la Hermandad del Rocío, pero ante la controversia de que la romería no iba a ser dedicada a ningún santo o virgen, no debía ser entregada la enseña local a un cargo de una hermandad religiosa, entonces se decidió que la persona que recogiera la bandera sería la reina de las fiestas. Este día concluyó con una verbena popular en la Plaza de España con tamboril, sevillanas y bebidas gratuitas donados por varios establecimientos y por el consistorio sanjuanero.
Al día siguiente, sobre las nueve y media
de la mañana, fue el traslado de los romeros desde la calle Pozonuevo hacia el
Pozo de la Zarza. A las nueve de la tarde se tenía programado un concurso de
sevillanas con tres premios, de 5.000, 3.000 y 2.000 pesetas a los tres
primeros puestos respectivamente.
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Caballistas disfrutando de la romería en el paraje del Pozo de la Zarza |
El último día hubo cantes y bailes, para almorzar se realizó una sardinada
popular. Unas horas más tarde, la comitiva romera volvía al pueblo, la
despedida de romeros fue en la Plaza del Ayuntamiento devolviéndose la bandera
local al alcalde entre toques de tamboril y salva de cohetes.
Después de esta primera edición, cuyo balance fue bastante positivo, por la gran aceptación y asistencia de sanjuaneros y forasteros, se pensó que en años posteriores se podría realizar en otro lugar y que tuviera connotación religiosa, incluso se consideró inicialmente dedicársela a la Virgen del Carmen, idea que finalmente no fraguó. A partir de esta primera romería celebrada en 1988, ésta ha evolucionado a lo largo de las décadas, siendo en honor a San Isidro Labrador o que se llevara a cabo en la finca de La Torre.
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