"San Juan del Puerto...su sitio es una llanura a la vanda Boreal de Rio Tinto, casi en frente de Moguer, y en igual distancia de Niebla, y de Huelva. Con la fertil Campiña de su Termino, u el comercio de su Ria, ha crecido la poblacion a un buen vecindario de gente honrada, y de buenos caudales".
Fragmento recogido de "Huelva Ilustrada", obra de Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho de 1762.


jueves, 31 de julio de 2025

Nuevo retablo a la Virgen de Fátima

El periódico Odiel se hacía eco de la bendición realizada por el obispo de Huelva, Pedro Cantero Cuadrado, de un retablo para la Virgen de Fátima en la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Dicha información reflejaba el acto desarrollado el último día del mes de julio de 1955.

"El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Huelva de la diócesis bendice el nuevo retablo a la Santísima Virgen de Fátima".

"Como teníamos anunciado, el domingo último de julio, fuimos honrados con la presencia de nuestro queridísimo Prelado, doctor don Pedro Cantero Cuadrado, el cual por invitación expresa de la distinguida familia donante de dicho retablo, se desplazó a ésta, para bendecir el mismo, lo cual revistió una hermosa solemnidad.

A tal efecto, y en las inmediaciones de la iglesia parroquial, y siendo las nueve y media de la mañana, entre el tronar de los cohetes y el repique incesante de las campanas hizo su entrada en nuestra población el automóvil del señor Obispo.

Al apearse del coche, fue cumplimentado por nuestro alcalde, don José González Tayllafert, y pleno del ayuntamiento.

Retablo de la Virgen de Fátima.
Foto: Ilustre Hdad. de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder

Ocupaban la presidencia oficial nuestro alcalde, con todas las autoridades locales que en masa asistieron a este deífico acto ocupando el lado de la epístola, en sendos reclinatorios y sitiales a distinguida familia donante del mismo don Diego Garrido Domínguez y su esposa, doña Joaquina Amores de Garrido, que estuvieron con cirios encendidos en el momento solemne de la bendición.

lunes, 28 de julio de 2025

Proyecto de paso a nivel por la calle Río

Con la instalación de la línea férrea de la compañía de Riotinto en la década de los 70 del siglo XIX, surgió el problema que éstas impedían la libre circulación de personas y mercancías entre el pueblo y su ría. Así, en el diseño de las vías se incidió en distintos puntos de paso entre la población y el llamado Caño de San Juan. Sin embargo, no hubo consenso con el que se tenía que realizar entre el casco urbano y las inmediaciones del puerto antiguo.

El alcalde y los ediles, en distintas reuniones en el ayuntamiento en 1874, veían con preocupación los perjuicios que acarreaban la construcción de la línea férrea ya que incidía negativamente en la exportación e importación de su embarcadero.  

En ese mismo año, se presentó por parte del Gobierno Civil, un proyecto de paso entre la calle Río y el puerto salvando las vías del ferrocarril minero. Consistía en la construcción de terraplenes con rampas para salvar las vías del tren, éstas llegarían al embarcadero. Sin embargo, el consistorio no vio con buenos ojos dicho proyecto por ver en éste muchos inconvenientes. En primer lugar, el paso a nivel que se quería hacer obstaculizaba la operación de subida y bajada de mercancías a los barcos establecidos en el puerto, ya que, para superar las vías del tren la rampa proyectada tenía un porcentaje del 7% de desnivel que dificultaba las labores de embarque y desembarque de los buques y esto se agravaba si habría que realizar alguna faena o trabajo con toneles de vino u otros productos vitivinícolas. 

Imagen aérea del puerto de San Juan donde se puede visualizar la cercanía del muro del puerto (conocido popularmente como "los ladrillitos") a la vía del tren de Renfe. Los raíles del ferrocarril de Riotinto estaba todavía más cerca a dicho muro.
Foto recogida de la página web del Ilmo. Ayuntamiento de San Juan del Puerto en su sección de Turismo 

Otra cuestión eran las corrientes de agua, entre tanta bajamar y pleamar, quitaban suelo de los terraplenes que constituyen las rampas, arrastrando constantemente la tierra de sus bases. Esto creaba un doble problema como era la obstaculización del libre curso de las aguas y las rampas de acceso se llenaban de tierra y barro impidiendo el comercio del embarcadero.