Es una costumbre que en los días anteriores al 2 de febrero, día de Nuestra Señora de la Candelaria, mayores y sobre todo niños, apilan maderas, trapos, cartón, monigotes (en su mayor parte realizados con un mono de trabajo que se rellenaba de paja y se le colocaba una cabeza de muñeco, estaría dispuesto en el centro de la hoguera encima de un gran palo) y todo tipo de materiales que se pudieran quemar. El mismo día dos o en la tarde noche de la jornada anterior se montan en un solo bloque o estructura para unas horas más tarde quemarlos el día de la Candelaria.
Se hacían en diversos puntos de San Juan del Puerto, así era muy difícil que no se viera alguna candelaria caminando pocos metros de distancia. Era normal que hubiera una de ellas en todas las barriadas que componen nuestro pueblo.