"San Juan del Puerto...su sitio es una llanura a la vanda Boreal de Rio Tinto, casi en frente de Moguer, y en igual distancia de Niebla, y de Huelva. Con la fertil Campiña de su Termino, u el comercio de su Ria, ha crecido la poblacion a un buen vecindario de gente honrada, y de buenos caudales".
Fragmento recogido de "Huelva Ilustrada", obra de Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho de 1762.


viernes, 1 de noviembre de 2024

Una costumbre sanjuanera: "Los Tosantos"

Cada primero de noviembre la chavalería sanjuanera tenía la costumbre de ir casa por casa a pedir "los Tosantos". Los vecinos le daban entre otras cosas, diferentes frutos secos y alguna que otra fruta del tiempo. Sin embargo, han pasado los años y esta tradición se ha ido perdiendo. Os dejo, a continuación, un artículo publicado en el antiguo diario Odiel, escrito por nuestro paisano Juan Bautista Cartes Pérez, titulado "Costumbres Sanjuaneras "Los Tosantos", describiendo el hábito de los niños y niñas sanjuaneros cada comienzo del mes de noviembre.

"Dentro del rico mosaico costumbrista local, que tan acertadamente supo plasmar en sus obras el ilustre escritor avecindado en ésta, José Nogales cabe destacar la de los "Tosantos", que quizás por lo abundante y rica idiosincrasia local pasará por alto tan insigne pluma.

En este soleado día otoñal en que nace noviembre con alegres repiques de campanas, San Juan, que presumía de pueblo agrícola y laborioso se vestía de blanco ropaje y los chiquillos solían visitar a familiares y vecinos, y al tiempo les enseñaban las ropas recién estrenadas, otra costumbre local en esta fecha; con blanco pañuelo que sabía del fresco del manantial sanjuanerísimo "Pozo de la Idea" pedían los "Tosantos". Y la ilusión e inocencia de los niños llegaba a su cumbre cuando les llenaban el albo pañuelo de peras y castañas, higos y nueces, pasas y alguna que otra moneda que luego harían sus delicias.

Los vecinos del pueblo tenían como costumbre dar a la chavalería que pedían los "tosantos" diferentes frutos secos y alguna que otra fruta del tiempo.
Foto: Última hora 

Otros, menos afortunados, quizás, solos o en pandilla iban por las casas gritando: "Deme los tosantos". A cuya demanda contestaba el ama de casa: "Cógeme en brazos"; y los críos, con un poco de picardía y desilusión en sus palabras contestaban: "Cójame usted a mí, que yo no peso tanto".