Cada primero de noviembre la chavalería sanjuanera tenía la costumbre de ir casa por casa a pedir "los Tosantos". Los vecinos le daban entre otras cosas, diferentes frutos secos y alguna que otra fruta del tiempo. Sin embargo, han pasado los años y esta tradición se ha ido perdiendo. Os dejo, a continuación, un artículo publicado en el antiguo diario Odiel, escrito por nuestro paisano Juan Bautista Cartes Pérez, titulado "Costumbres Sanjuaneras "Los Tosantos", describiendo el hábito de los niños y niñas sanjuaneros cada comienzo del mes de noviembre.
"Dentro del rico mosaico costumbrista local, que tan acertadamente supo plasmar en sus obras el ilustre escritor avecindado en ésta, José Nogales cabe destacar la de los "Tosantos", que quizás por lo abundante y rica idiosincrasia local pasará por alto tan insigne pluma.
En este soleado día otoñal en que nace noviembre con alegres repiques de campanas, San Juan, que presumía de pueblo agrícola y laborioso se vestía de blanco ropaje y los chiquillos solían visitar a familiares y vecinos, y al tiempo les enseñaban las ropas recién estrenadas, otra costumbre local en esta fecha; con blanco pañuelo que sabía del fresco del manantial sanjuanerísimo "Pozo de la Idea" pedían los "Tosantos". Y la ilusión e inocencia de los niños llegaba a su cumbre cuando les llenaban el albo pañuelo de peras y castañas, higos y nueces, pasas y alguna que otra moneda que luego harían sus delicias.
Los vecinos del pueblo tenían como costumbre dar a la chavalería que pedían los "tosantos" diferentes frutos secos y alguna que otra fruta del tiempo. Foto: Última hora |
También ese día, vísperas de los difuntos, mientras los mayores pasean hasta el cercano cementerio casi centenario, los acólitos de la parroquial, con permiso de sus superiores, visitan casa por casa del pueblo con acetre e hisopo, y rocían con agua bendita cada rincón de la casa y al tiempo que repiten: "Ángeles somos, del cielo venimos, agua traemos y limosna pedimos". Por la noche, tras su largo deambular por calles y plazas, con cuantas especies y dinero han reunido hacen un frito en la hermosa torre donde las artes de alguna buena ama de casa elabora rica masa inundando la bellísima plaza de la iglesia de un grato aroma a pestiños, chupepillas y gañotes.
San Juan del Puerto, antiguo y costumbrista, sabe guardar y conservar sus tradiciones antañonas en el presente, pese al progreso que le ha entrado por sus puertas y que quiere ahogarlas a ritmo avasallador".
Este artículo se puede visionar en la página web de la Diputación de Huelva en su sección de hemeroteca.
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