"San Juan del Puerto...su sitio es una llanura a la vanda Boreal de Rio Tinto, casi en frente de Moguer, y en igual distancia de Niebla, y de Huelva. Con la fertil Campiña de su Termino, u el comercio de su Ria, ha crecido la poblacion a un buen vecindario de gente honrada, y de buenos caudales".
Fragmento recogido de "Huelva Ilustrada", obra de Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho de 1762.


domingo, 16 de noviembre de 2025

La casa de los Rioja

La llamada "casa de los Rioja" se localiza en la zona céntrica de San Juan del Puerto, en concreto, en la esquina entre las calles Dos Plazas y Real, lindando con la Plaza de la Iglesia y cerca de otras vías como son Huelva y Trigueros.  

Dentro de la arquitectura doméstica de estilo barroco popular, se encuentra esta casa solariega con techumbre de tejas árabes y peculiar balcón angular, conocida como de "los Rioja", por haber vivido en ella una familia hidalga con ese nombre. Se dice, popularmente, que se pudo construir en el mismo momento en el que se edificó la Iglesia Parroquial, a comienzos del siglo XVI.

En la imagen la casa de "los Rioja" donde se puede ver su típico balcón angular y el escudo heráldico.
Foto de Ana Román Canut  

Los Rioja fueron miembros de un linaje con títulos de "hijosdalgo" que se establecieron en San Juan del Puerto durante el siglo XVIII. Eran originarios de la localidad onubense de Aracena, y a lo largo de los años se ennoblecieron y enriquecieron gracias al comercio proveniente del embarcadero de San Juan. En este inmueble, se fijó la aduana del puerto sanjuanero, ya que está situado en un lugar privilegiado entre las dos vías más importantes del pueblo y era por donde tenían que pasar los arrieros para traer o llevar mercancías. Posteriormente, esta familia se asentó en la capital onubense. Una de las características más importantes que nos podemos encontrar de ellos en la casa es su escudo heráldico en una de las fachadas. En aquellos momentos, la extensión de terreno que ocupaba la casona era mayor que en la actualidad, llegando la propiedad hasta la actual Plaza de España.

Escudo heráldico de la familia de "los Rioja"

En 1793 tenemos referencias de que predicó el Beato Diego José de Cádiz en San Juan del Puerto. La muchedumbre quería escucharlo y, ante el hecho de que la iglesia se había quedado pequeña, se decidió que predicara en el balcón de esta casa que daba a la plaza, donde se podía albergar a más personas.

En el siglo XIX, una familia venida desde Cortegana adquirió la casa y sus propiedades. A lo largo de los años tuvieron que ir vendiendo, siendo cada vez su perímetro menor. A pesar de esto, la casa principal no se vio afectada por reforma alguna manteniendo su estructura, distribución y elementos en su estado original. Ha tenido entre sus paredes, diferentes negocios pero que no han repercutido negativamente en el inmueble.

Se han conservado por sus propietarios elementos arquitectónicos originarios de la casa, como son sus arcos y sus puertas talladas con diferentes diseños artísticos (hay que destacar las particulares bisagras antiguas que unen éstas con sus respectivos marcos); las escaleras, con sus bordes de madera; el techo artesonado y de gran altura; los suelos ancestrales, una habitación con suelos de vigas de madera y sus peculiares estancias.

Las escaleras con sus peculiares peldaños de madera al borde de cada escalón

Sus puertas talladas con distintos diseños

También es representativo su balcón angular con columna, que asoma a dos calles y a la plaza. Es de resaltar, dentro de las partes altas de la casona, su desván o doblado. Todos estos componentes no han sufrido reforma alguna, conservándose los originales desde que se construyó. 

El balcón angular con su característica columna. Se dice que en este balcón predicó el Beato Diego José de Cadiz en el año 1793

Esta edificación se ha mantenido muy bien con el transcurrir del tiempo. Hay que conservarla para que podamos disfrutar de su estética constructiva y lograr que su historia sea conocida por todos los sanjuaneros y visitantes que tengan la suerte de estar entre sus paredes.    

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