"San Juan del Puerto...su sitio es una llanura a la vanda Boreal de Rio Tinto, casi en frente de Moguer, y en igual distancia de Niebla, y de Huelva. Con la fertil Campiña de su Termino, u el comercio de su Ria, ha crecido la poblacion a un buen vecindario de gente honrada, y de buenos caudales".
Fragmento recogido de "Huelva Ilustrada", obra de Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho de 1762.


jueves, 24 de febrero de 2022

San Juan de leyenda: "El niño de las pecas"

Cuenta una leyenda que, en tiempos en que los musulmanes sometían la Península Ibérica, aunque poco a poco su dominio menguaba por la Reconquista cristiana, existía un reino taifa cuya capital era Niebla, ciudad que era gobernada por un reyezuelo. Éste tenía varios hijos que eran muy bien mirados por la sociedad de la época por ser educados y por la buena relación que tenían con sus súbditos.

Sin embargo, uno de ellos, conocido como "el niño de las pecas", se enamoró de una plebeya. Su padre, el reyezuelo de Niebla, se enteró y quiso que su hijo dejara esta relación ya que su estatus social no le podía permitir tener una relación ni, por supuesto, casarse con una mujer inferior en la escala social que su hijo.

A pesar de esto, el hijo se enamoró de ella y no dejaba de cortejarla. El padre, ante las noticias llegadas de varios consejeros que le informaban de la actitud de su hijo y de que éste no dejaba a la plebeya, habló con su hijo y le dijo que, o dejaba a esa mujer, o tendría que adoptar una actitud más hostil con él, amenazando con  encerrarlo en una de las fortalezas que jalonaban su territorio si no le obedecía. Sin embargo, él no se amilanó y no dejó de verla.

"El niño de las pecas" detenido por la guardia fue trasladado a la torre fortaleza.
Dibujo de Lucía Díaz Márquez.

En una de las ocasiones fueron descubiertos por la guardia, los cuales dieron cuenta al rey de esta circunstancia y le contaron que habían escuchado decir a su hijo que iba a casarse con la muchacha. El rey, ante este acto de desobediencia y ante la osadía de pretenderla como esposa, decidió que su hijo fuese llevado, arrestado, a una de las torres fortaleza hasta que se quitara de la cabeza la idea de casarse con una plebeya.

Una vez trasladado a la fortaleza conocida como La Torre, el muchacho nunca dio marcha atrás en su decisión. Pasó el tiempo y cada día que transcurría se encontraba más desanimado y consideraba que aquel lugar iba a ser su última morada, ya que su padre tampoco lo dejaría libre ante sus pretensiones matrimoniales. En sus momentos finales, pensó que los hombres debían erigir edificios para el bien y no para hacer daño a la gente, que aquellos muros y piedras que lo rodeaban y que eran su cárcel no debían servir para impedir el amor a otra persona, sino para acoger y confirmar el cariño entre una pareja y que, en aquellos tiempos convulsos de guerra entre cristianos y musulmanes, debería ser un lugar donde reinase la paz. Al poco tiempo el joven murió dentro de la fortaleza y en el lugar donde su cuerpo quedó yermo creció un olivo como símbolo de la paz que necesita la humanidad a lo largo de los siglos. Además, pasada la coyuntura de la guerra, la torre fortaleza perdió su función y, cayendo en desuso, sus piedras se aprovecharon para la construcción de una parte de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, lugar donde el amor de la pareja se consagró durante siglos, aquél que le fue impedido al "niño de las pecas", el hijo del reyezuelo de Niebla. 

En el lugar donde falleció "el niño de las pecas" nació un olivo, símbolo de la paz.
Dibujo de Lucía Díaz Márquez

Tengo que dar las gracias públicamente a Jessica Toro Bueno por las correcciones en el texto y a Lucía Díaz Márquez por ilustrar con sus dibujos esta leyenda.

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