"El mal de ojo", en una colectividad tradicional, siempre ha sido sinónimo de envidia, enemistad o simplemente desear a otra persona o familia cualquier calamidad. Uno de los objetivos de los "mal intencionados", para hacer daño a alguien era hacerlo a través de los bebés o de los niños de la persona al que se deseaba o se quería hacer daño. En una sociedad muy castigada por la mortalidad infantil, que era muy alta, tuvo como consecuencia la creencia entre la población del llamado "mal de ojo". Esta convicción estaba al orden del día y con ello se achacaba la muerte o deficiencia de un niño a alguien que a una enfermedad o a los malos hábitos de salud de la época.
Grabado histórico vintage de madre e hijo. Litografía victoriana. We vintage Artful Shop |
Siempre era un orgullo, y motivo de felicidad, que naciera dentro de la familia un nuevo miembro y que la madre saliera bien del parto, ya que era frecuente que en el alumbramiento pudiera perecer la mujer y también morir o que saliera con alguna deformidad la criatura.
Después de pasado el trance del parto, y ante una sociedad supersticiosa, el siguiente paso era evitar "el mal de ojo" que pudiera alguien con mala intención infligir al niño o niña, ya fuera por envidia o por otras razones. Para prevenir esto, las madres tenían la costumbre de poner la ropa interior de los bebés y de los niños de poca edad al revés y con ello alejaban toda amenaza maliciosa sobre los críos.
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