A lo largo de todo el trayecto de una línea de ferrocarril nos podemos encontrar una serie de edificios e indicadores o señales. Entre los primeros podemos destacar estaciones, almacenes y casillas. Estas últimas solían estar cada dos o tres kilómetros separadas unas de otras, muchas de ellas estuvieron en zonas aisladas sin población, otras fueron construidas en zonas de tránsito de ciudades y pueblos. Las casillas de guardabarreras eran construidas para los trabajadores de la compañía, estos tenían varias misiones, entre otras podemos destacar el arreglo y adecentamiento de la vía en su contorno, observar y vigilar el tránsito de los convoyes, mantener límpios los contrarrailes, informar de cualquier desperfecto a su superior o si estaba localizada en un cruce con una carretera o de paso de personas controlar dicho paso a nivel. Las barreras podían ser de diferentes tipos como eran las abatibles, deslizables, con cadenas e incluso giratorias que cortaban el tráfico por la vía.
Las distintas compañías ferroviarias tenían su propia tipología constructiva de estas casillas, aunque en su mayor parte, tenían características similares unas a otras.
Casilla de guardabarreras de la línea férrea de Sevilla. Foto: De trenes, estaciones y lugares de Huelva |
Al cabo de los años, si la familia aumentaba en número, se ampliaba la casilla, ésta ampliación hacía que sus inquilinos tuvieran más espacio para vivir, en ella normalmente se establecían más habitaciones, una cocina más amplia y el cuarto de baño se incorporaba dentro de la nueva vivienda. Una característica esencial de las casillas es que su puerta principal estaba dispuesta de cara a las vías del ferrocarril.
Casilla de guardabarreras de la compañía de Riotinto que estaba localizada en el cruce de la carretera San Juan del Puerto- La Rábida Foto: De lugares, estaciones y lugares de Huelva |
Frecuentemente rodeaba su perímetro una cerca o vallado, en el interior de esta valla había un pequeño huerto localizado en la parte posterior de la casilla, también podía tener algún que otro corral donde se podía tener animales de crianza, todo fuera para facilitar la economía familiar del trabajor ferroviario.
Con el paso del tiempo, muchas de las casillas de guardabarreras han perdido su funcionalidad cayendo en el olvido y posteriormente en ruina y en su desaparición. Un legado que nos dejaron las distintas compañías de ferrocarril, y que a pesar de ser construcciones de pequeñas proporciones y de sencillas formas, deberiamos conservar como patrimonio e historia de un pasado no muy lejano en el tiempo.
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