"San Juan del Puerto...su sitio es una llanura a la vanda Boreal de Rio Tinto, casi en frente de Moguer, y en igual distancia de Niebla, y de Huelva. Con la fertil Campiña de su Termino, u el comercio de su Ria, ha crecido la poblacion a un buen vecindario de gente honrada, y de buenos caudales".
Fragmento recogido de "Huelva Ilustrada", obra de Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho de 1762.


viernes, 13 de junio de 2014

55 aniversario de la bendición del paso de San Juan Bautista

El 13 de junio de 1964, se bendijo el paso de San Juan Bautista, así lo reflejaba la prensa provincial a través del diario Odiel en sus páginas del día 17 de ese mes:

"San Juan del Puerto vivió el sábado una memorable jornada 
Bendición de un nuevo "paso" costeado por suscripción para su Santo Patrono San Juan Bautista.  
Sería difícil reseñar en esta pequeña crónica, la emocionante jornada religiosa que el pueblo de San Juan del Puerto vivió el sábado.
Desde hace unos meses una comisión de fervorosos sanjuaneros echó sobre sus espaldas la pesada, pero bella carga, de allegar fondos con los que costear un "paso" digno del Santo Patrón del pueblo, San Juan Bautista pero gracias al tesón, la voluntad y la entrega total en la gestión, el día 13 se vio plasmado en la más sorprendente de las realidades lo que desde hace muchos años era tan solo un sueño y un anhelo secular difícil de conseguir: un paso para San Juan.



Caía la tarde del día trece; el pueblo era un hervidero de gente endomingadas que con presurosos pasos, se dirigían hacia el templo parroquial con alegría y emoción reflejadas en los rostros, porque indudablemente, iban a asistir a uno de los faustos más memorables que se recuerdan en los anales de la localidad. Chicos y grandes, hombres y mujeres de todas las condiciones y edades se dieron cita a la hora prevista, y como un ramillete y una ofrenda a su Santo Patrón, abarrotaron las grandes naves del templo y pugnaron por encontrar un lugar desde donde contemplar y ser testigos excepcionales del acontecimiento.
Podemos decir sin hipérboles, que la efemérides supera con mucho cuanto se hubiera podido imaginar. Es indudable que la fe mueve montañas, pero no lo es menos, que el fervor y el amor, es el binomio que puede también remover los más profundos estratos de todo un pueblo y en definitiva de la sociedad misma.
Consideramos que es suficiente este preámbulo para poner de manifiesto lo que un pueblo es capaz de hacer, cuando las cuerdas de su sensibilidad son tocadas por el hálito de la devoción en la figura preeminente de su Santo Patrono.
No incurriríamos en error, si decimos, que la iglesia parroquial de San Juan del Puerto, era el eje central de la vida de todo el pueblo. Hacía muchos años que no presenciábamos una eclosión más profunda de fervor, que la manifestada en la tarde del sábado.
La Decena, que todos los años comienza el día de San Antonio, en honor de San Juan Bautista, éste ha tenido un significado especial. Nos hemos maravillado al ver cómo todo un pueblo elevaba sus cantos y sus preces en loor de San Juan Bautista como homenaje de fe y de cariño. Roncas voces de hombres, timbradas voces de mujeres, blancas voces de niños, llevaban hasta lo alto las estrofas emocionantes y sencillas de las coplas tradicionales, que hace muchos años, fray Diego de Cádiz, escribiera en honor de San Juan Bautista.
Terminada la primera jornada de la Decena, y después de esa bellísima composición religiosa que es la Antífona de San Juan, y tras la bendición impartida por su Su Divina Majestad, el templo se hizo emoción y lágrima, oración y fervor, expectación y amor: se acercaba el momento crucial que ha presidido la jornada sanjuanera: la bendición del nuevo "paso" de San Juan Bautista. Y cuando ésta se consumó, el júbilo, que hasta aquellos momentos se contuvo por respeto al sagrado lugar, se hizo vítores y aclamación, lágrimas y gemidos, amor y esperanza. Y en la más viva demostración de fe, las naves del templo retumbaron en cánticos celestiales que llevaron al Patrón San Juan Bautista la seguridad y perseverancia en unos principios tradicionales y entrañables.
Estamos seguros que sin la voluntad y el esfuerzo de esa comisión especial de sanjuaneros auténticos, esta realidad, tan intensamente vivida por el pueblo, no hubiese sido posible. Pero es que cuando los hombres piden por amor mismo nada les niega.
San Juan Bautista tiene ya un trono esplendoroso desde el que contemplar con benevolencia a esta grey, que puede tener muchos defectos, y que indudablemente los tiene, pero que posee la gran virtud de que al conjuro de su sacrosanto nombre, todas las empresas son posibles, y muchas más, si éstas se encauzan por los derroteros de su devoción.
San Juan del Puerto desde hoy, puede estar orgulloso de sí mismo; pero como dijo el predicador de esta solemne función religiosa: "No es lo externo lo que caracteriza a un pueblo, sino sus obras y su lealtad a una doctrina, que por se la única verdadera, exige más y obliga más".
Que este homenaje que el sábado hemos dedicado a San Juan, no sea ya un recuerdo sino una ejecutoria limpia, que cada día sea el acicate para esa empresa superior, de ser dignos y protegidos de quien tuvo la dicha y la gracia de pronunciar las bíblicas palabras: " Ecce Agnus Dei, quitoelis peccata mundi"."

El coste final del paso fue de 110.000 pesetas que se estrenaría el día 24 de junio de 1964.
     
                         

2 comentarios:

Inés Díaz Rengel dijo...

Bonito reportaje José Manuel nos recuerdas hoy. Me parece muy interesante que nos recuerdes susesos que ya se tienen olvidados, si no todo, sí muchos detalles. Gracias. Un abrazo.

José Manuel Márquez dijo...

Muchas gracias Inés. Gracias a tí, un fuerte abrazo.